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El rincón está construido y dirigido por las historias mismas de perdón y reconciliación. “¿Tú crees que yo hablaría de todo esto si en mi vida no hubiera pasado? No tendría la ética para hacerlo. Esto es como el Carnaval de Barranquilla: quien lo vive es quien lo goza”. Edy llegó en el 2007 como participante ESPERE, con 8 meses de un embarazo de alto riesgo que no dejaba en claro quién viviría finalmente: si ella o su hija. “Yo llegué pensando que el riesgo del embarazo era por cuestiones de salud, pero, cuando empecé el proceso, me di cuenta que era fruto de mi rabia y del mal manejo de mis emociones, de una serie de sucesos emocionales y deseos de venganza. La ESPERE llega y salva mi vida y la de mi hija”. 

Edy es hija de padres separados, criada por su madre que quedó soltera y a la deriva luego de que su padre se fuera de casa, y cree que éste fue uno de los sucesos que más acumuló en su ‘ollita express’ interna, esa misma ollita de odio y rencores que, según ella, fue la culpable de la grave situación de salud al que ella y su hija estuvieron expuestas. “Yo aprendí a perdonarme a mí misma. A mi papá no tenía nada que perdonarle, yo era la única a la que necesitaba perdonar”. 

Edy es hija de padres separados, criada por su madre que quedó soltera y a la deriva luego de que su padre se fuera de casa, y cree que éste fue uno de los sucesos que más acumuló en su ‘ollita express’ interna, esa misma ollita de odio y rencores que, según ella, fue la culpable de la grave situación de salud al que ella y su hija estuvieron expuestas. “Yo aprendí a perdonarme a mí misma. A mi papá no tenía nada que perdonarle, yo era la única a la que necesitaba perdonar”.

Sus ciclos de perdón y reconciliación los realizó en lo que se denomina como ‘onda corta’, es decir, en un fin de semana – de viernes a domingo-. Le agradece a su proceso de reconciliación, entra tantas otras, haber conocido personas como desplazados y desmovilizados, pues asegura que le cambiaron la vida para bien. Gracias a su experiencia, Edy insiste en que tanto Colombia como el mundo entero necesitan de las ESPERE, pues una de ellas la tiene viva. Se atrevió a hablar de los Acuerdos del gobierno con las FARC, a lo que sostuvo que el problema radica en no conocer bien el significado de la palabra ‘acuerdo’, porque “es eso, tenemos que ponernos de acuerdo. Las FARC y los grupos armados al margen de la ley se han equivocado 10 000,  20 000 veces, y ¿tú? ¿cuántas veces te has equivocado? No somos nadie para juzgar”. 

El conflicto entre el Estado y los grupos revolucionarios también dejó huella en Edy, pues la toma y retoma del Palacio de Justicia en 1988 fue el causante de que 6 de sus primos quedaran huérfanos. “Estuvimos dentro de ese ciclo del odio toda la vida. Mis primos solo querían crecer para vengarse. A uno de ellos, la muerte se lo encontró primero. Cuando uno se da cuenta de que no vale quedarse en círculos de odio, hay renovación” cuenta con una sonrisa enorme en su rostro.

 

Entre los estadios de fútbol, el Centro de Reconciliación y su casa se la pasa esta acerba hincha del Atlético Nacional. Al Centro, muy activa y comprometida, va a facilitar las ESPERE y otros espacios de discusión y construcción social, muy juiciosa desde que llegó a la calle 139 con avenida Ciudad de Cali –primera etapa de las escuelas de reconciliación- con la invitación de Sabas Duque.

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